Ref. BMSM0076

Pasatiempo

Edición de Esther López Sobrado.

Luis Quintanilla, fue, como otros muchos hombres de su generación, un espíritu inquieto, que le llevó a recorrer el mundo y que, al reconocer su verdadera vocación, la pintura, se instaló en el mágico París anterior a la Primera Guerra Mundial, donde conoció a grandes artistas como Degas, Modigliani, Picasso, Chagall y un larguísimo etcétera, destacando su amistad con Juan Gris, su verdadero maestro en su etapa cubista. Aprendió a pintar al fresco en Italia, donde llegó a conocer A Mussolini. El ascenso del fascismo le llevó a su vuelta a España a afiliarse al PSOE. Por espacio aproximado de un año permaneció en la Cárcel Modelo de Madrid, al ser detenido en su estudio el Comité Revolucionario que organizaba la Huelga General de 1934. Su descripción del diario acontecer en prisión resulta sorprendente. En la Guerra Civil, su compromiso con la causa republicana le obligó a desempeñar tareas más propias de un militar que de un artista. En 1937 recorrió los frentes de guerra realizando una magnífica colección de dibujos que se expusieron en el MoMA de Nueva York. En 1939, asentado en esa ciudad, realizó los frescos para la Exposición Universal, desaparecidos durante décadas y que hoy se exhiben en el Paraninfo de la Universidad de Cantabria. Sobre estos acontecimientos descubrimos abundante información en estas apasionantes memorias, que finalizan en 1939. También se habla de su largo exilio en Nueva York y París, a través del estudio introductorio, así como del rocambolesco proceso de recuperación de los frescos de la guerra.

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