Menú
- inicio
- Catálogo
- Poesía y Teatro
- Historia y Memorias
- Narrativa y Ensayo
- Bibliotecas de autor
- Ulises
- Revistas
- mas vendidos
- Autores
- Prensa
- Comunidad
- Nosotros
- Digitalización
Edición de Jerónimo Molina Cano.
«Marx empieza a aburrir, como Rousseau», escribe Oswald Spengler, convencido de la virtud de un socialismo sin marxismo. Por esta razón escribe Prusianidad y socialismo (1919), uno de los textos fundamentales de la Revolución Conservadora alemana. El marxismo es literatura caduca que ha desviado al trabajador de sus verdaderos intereses. El socialismo genuino no es materialista ni economicista («capitalismo de abajo»), sino heroico y ético («misión»), coincidente por tanto con la «actitud prusiana», cuyo análogo histórico sería la «romanidad». No en vano, Spengler había ideado otro título para este ensayo: Prusianos y romanos. Pero Prusianidad y socialismo construye también una polaridad irreductible entre el tipo prusiano y el inglés, el conservador y el liberal, lo político y lo económico, la jerarquía y la riqueza, el sacrificio y el confort. Frente al individualismo inglés, Spengler levanta el instinto comunitario del prusiano. «Cada uno para sí mismo es ser inglés; todos para todos prusiano». Spengler describe también el morbo político que ha trastornado a Alemania y del que la constitución de Weimar («una farsa») no es más que manifestación aguda: la pseudomorfosis, es decir, la censurable importación de modelos políticos ajenos al ethos de los pueblos, pues actúan sobre ellos como «tóxicos». Es el caso del parlamentarismo, incompatible con la forma de gobierno genuinamente prusiana: la monarquía social y la democracia orgánica.