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Traducción de Roger Pla. Prólogo de Roger Pla.
Inspirados en los Consejos a un periodista de Voltaire, estos Consejos a los jóvenes escritores se publicaron originalmente en 1846, cuando Baudelaire apenas contaba veinticinco años de edad, y se relacionan con su Selección de máximas consoladoras. Tales vestigios juveniles contienen, in nuce, las ideas esenciales del autor respecto al arte de vivir y el oficio de poeta. El libro se complementa con los «Proyectos de prólogos para las ediciones de Las flores del mal», en cuyos bosquejos se desgranan las presunciones del autor en torno a su concepción de la poesía, esto es, preservar los fragmentos de verdad, de bondad y de belleza antes que desaparezcan para siempre. Los vestigios y las presunciones que aparecen en estos escritos constituyen un vademécum o código de civilidad dedicado a los jóvenes literatos, en los que el poeta rebelde hace uso de «una ternura completamente fraternal», no sin leves destellos de ironía. «La rebelión de Baudelaire», en palabras de Walter Benjamin, «ha conservado el carácter del hombre asocial: ella no tiene salida». Comoquiera que sea, mientras la sociedad no se muestre favorable al individuo, seguirá siendo la única rebelión posible. Manuel Neila «Charles Baudelaire, antes de convertirse en el inmortal autor de Las flores del mal, fue un joven que quiso hacerse un hueco como todo el mundo: a codazos y queriendo aparentar la sabiduría que, por edad, no podía ser más que intuición. Estos escritos demuestran que, pese a alguna que otra ingenuidad, tenía claro desde muy pronto el camino que le llevaría a cambiar el rumbo de la poesía universal». Martín López-Vega