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«Ni un momento se detiene en la búsqueda, ni un instante logrará alcanzar la calma…». Así clama la voz del espíritu humano en palabras del poeta sufí Farid ud-Din Attar en el libro El lenguaje de los pájaros ya en el siglo XII. La misma esencia de esa búsqueda, que eterna se repite en cada hombre, resuena en los versos de este libro. Seguimos entonando una salmodia que nos ayude a descubrir el origen del anhelo que marca cada paso del camino. «Oh Manchun ¿qué buscas de ese modo?, busco a Layla, respondió. No encontrarás a Layla en esta Tierra. Él contestó: La buscaré por todas partes, hasta que la encuentre en un lugar, sea por un instante». Esta búsqueda entraña siempre dolor y espera. No es fácil lidiar con estas piedras del sendero y en su lamento el hombre debe tener paciencia, mas la paciencia, ¿cómo se compagina con el dolor? El secreto es aguardar a que el dolor por lo que buscas, de manera inesperada, te traiga la cálida visión de aquello que soñabas: «Mi amado, las montañas, los valles solitarios nemorosos, las ínsulas extrañas, los ríos sonoros, el silbo de los ayres amorosos», que cantase como nadie San Juan de la Cruz.