No es una novela, ni una colección de relatos o cuentos, ni un libro para niños. Entonces, ¿qué es este libro? Pues más bien es como un álbum de estampas, que nos va mostrando en sucesión momentos de la vida de Adelina, vida más acá y más allá de esa puerta escondida que sólo los niños saben dónde se encuentra, pero que ella ha mantenido abierta y por donde entra y sale durante toda su existencia. «Adelina es un ser real porque, como nos recuerda Italo Calvino en sus Seis propuestas para el próximo milenio, la fantasía es un lugar en el que llueve. Adelina es un milagro de la imaginación y un lujo de la fantasía, esa facultad que tiene gramática, como también nos recuerda Rosario F. Cartes en el prólogo. Relato que nos evoca la cadencia oral de los cuentos tradicionales, Adelina es un personaje luminoso que se nos presenta vivo y real desde el primer momento. Hasta la autora, Ana Llorca sintió algo de extrañeza al darle su luz, porque parecía estar allí desde siempre. Adelina nos adentra en un mundo mágico, desde el título, o en la dimensión mágica de un mundo que no solo contiene horrores. El libro que tienes entre las manos nos conecta con una idea de infancia como estado de gracia permanente, no solo como una etapa de la vida. Cuando Adelina nos asalta, como una mariposa, lo primero es sorpresa y cuando desaparece ha dejado en nosotras una sonrisa que nos hace cómplices de este reino de la libertad». Antonio Molina Flores